Sobre la responsabilidad de las empresas
Las grandes empresas y los bancos tienen su parte de responsabilidad en la mala situación económica actual como consecuencia de la incertidumbre política en Cataluña. Desde hace cinco años, cuando se inició el “proceso” todo el mundo entendió cuál era el objetivo: un referéndum para la independencia. A diez días de un "falso referéndum" sentimos las sacudidas de un terremoto en la economía.
#BoicotEnDefensaPropia
Durante cinco años, y en especial en los dos últimos años, los políticos separatistas han dejado claro cuál era el objetivo para confirmar a los creyentes y para encandilar a los tibios: un referéndum para la indepencencia. Y las empresas no pueden decir que no estaban al corriente de esa voluntad política, del “prucéss”. Veamos el porqué.
Para comprender la responsabilidad de los bancos volvamos la vista a los años ochenta y recordemos aquella significativa anécdota que ha dejado escrita el actor, director y dramaturgo catalán Albert Boadella, actualmente director de los teatros de la Comunidad de Madrid.
En aquellos años, para presentar una obra fueron a pedir un crédito a Banca Catalana, la que dirigió Jordi Pujol. Y, para su sorpresa, el máximo responsable les mostró una carpeta con varios recortes de periódico y notas sobre su actividad.
“Para nuestra sorpresa” cuenta Boadella “tenían un archivo sobre nosotros”. La sorpresa fue mayor cuando además de las condiciones del crédito, los miembros del grupo debieron escuchar un sermón del patriarca sobre la importancia de “hacer país” que recaía sobre las compañías de teatro y gentes de las artes escénicas que recorrían escenarios pequeños y medianos por todo el territorio, donde a veces no llegaba con nitidez el mensaje de la Generalitat. O llegaba amortiguado por otras voces; o quedaba adormecido por otras preocupaciones.
Quiere con este anécdota decirse que la banca y las grandes empresas conocen desde hace años cuáles son las actividades en las que se aplica el dinero que generosamente prestan o donan a todos los colectivos que pululan alrededor de determinadas ideas políticas, como las ideas que mueven los partidos separatistas. Y conocen esas actividades por diversas vías.
Si aquel "sermón" sucedió a mediados de los años ochenta treinta años después, cuando se produjo la primera “consulta popular” convocada por el presidente de la Generalitat Artur Mas, los bancos han disfrutado de ocasiones para ponerse al corriente de qué se tramaba, en escena y entre bambalinas. Y más aún con una prórroga de tres años, desde el 9 de noviembre de 2014 hasta el 1 de octubre de 2017, En ambas ocasiones planteando un voto ¡por la independencia! Los bancos sabían algo, y han esperado.
No podemos creer que en estos tres años la gran banca catalana -tercer y quinto banco de España- y las grandes empresas no hubieran sido informadas de los objetivos de cada colectivo que recibe su financiación y revolotea alrededor de la vida política. Altos ejecutivos de grandes empresas y bancos están capacitados para saber qué prepara cada asociación o grupo teatral o cultural que se arrima al cisco de la política para representar su obra en público. No podemos creer esa patraña. Fijarse bien.
Las grandes empresas y las menos grandes también comparten responsabilidad. Cataluña es una región gobernada por 400 familias que controlan toda la vida económica y social a través de estas grandes empresas. Y todo lo que pulula alrededor de las mismas que pueda afectar su negocio también lo controlan.
¡Cómo no iban a controlar si alguien proponía un nuevo pasaporte o DNI para los catalanes! No sería justo absolver a las empresas y sus máximos responsables. Estaban al corriente, pero callaban. Veremos el porqué.
Los dos grandes bancos, el Banco de Sabadell y CaixaBank han dejado Barcelona para instalarse en Valencia y Alicante, en Països Catalans, en palabras del vicepresidente del Gobierno de Cataluña, Oriol Junqueras.
No existe la menor duda de que centenares de grupos de acción cultural grandes y pequeños que se han financiado generosamente de estas entidades acudirán de nuevo para expandir su ideología nacionalista/separatista por la Comunidad de Valencia. Algo que, por otra parte, ya están haciendo, aunque en menor escala, por la distancia... y la falta de apoyo financiero (hasta estos momentos).
Si en 1995 solo el 5% de los catalanes era independentista, con generosas subvenciones para sus actuaciones y actividades han podido expandir su influencia hasta copar toda clase de organizaciones sociales: amas de casa; padres de alumnos; asociaciones de vecinos, de estudiantes, de amigos de los perros, de los burros, de las palomas; de la bicicleta, de los senderos, de la montaña... del parchís, de los video juegos... de cualquier intento de agrupar ciudadano en torno a una idea, ahí estaban los miembros de estas asociaciones para copar, como decíamos, subvencines, créditos fáciles, y actividaes subvencionadas ricamante. Arramplaron con todas las subvenciones.
¿Quieren más ideas subvencionadas sin reparo por estas entidades? Por ejemplo, todas los nuevos deportes que surgen en el mundo encuentran en Cataluña un pequeño grupo de supuestos practicantes que enseguida inscriben esta Federación en el Registro oportuno y extienden la mano para cobrar la subvención; el crédito a fondo perdido, y otras prebendas nada desdeñables... que salen del bolsillo de los contribuyentes... para “hacer país” a través de fundaciones, donativos, etc.
Unas asociaciones se apoyan y otras se persiguen como la tauromaquia. La policía local llega a expulsar de los parques a alumnos de las escuelas taurinas que salen a practicar su afición. Y han prohibido los toros. El control de la sociedad a través de las organizaciones que la vertebran es absoluto, como estamos viendo.
¿Se puede escapar una tan gorda como montar una República con fecha concreta y todo? ¿Y no informar de ello en cuanto tuvieron la primera noticia? ¿Se puede poner cara hoy de que no sabían nada de que se estaba montando una muy gorda?
Lo que es una fórmula sana de organizarse y vivir en sociedad la creación de organismos que encauzan inquietudes, esfuerzos e intereses, se ha convertido con los nacionalistas en un objetivo con fines particulares de ocupación y de expansión de una doctrina que ahora podemos considerar como tóxica, por todos los rincones físicos e inquietudes culturales o sociales en pueblos pequeños, medianos o grandes. Y todas las ciudades también.
¡Qué ha sucedido? ¿Porqué “ha pillado el toro” a las empresas y a los bancos? Todo parece indicar que la batalla entre los “hisendistas” y los “andepas” la han ganado finalmente los partidarios de proclamar la república independiente de Cataluña; los partidarios de negociar una hacienda propia estilo el Cupo Vasco se han visto superados por los acontecimientos, y ello ha pillado también por sorpresa a las grandes empresas y entidades financieras.
Estas grandes empresas y entidades financieras (que casi -y “sin casi” con toda seguridad podemos afirmar que compartían información privilegiada sobre los pasos del “prucés”) confiaban en negociar una “Hisenda catalana”, una Hacienda propia a la que pagar impuestos -pero sin inspecciones onerosas- como viene sucediendo con las grandes empresas del País Vasco.
La evolución de los acontecimientos en las últimas semanas -en especial desde el caótico pleno del Parlament de septiembre- y el triunfo de las tesis independentistas radicales han arrollado su ilusión por la “Hisenda propia”,
Sin la Hacienda catalana como gancho, las entidades financieras y grandes empresas se han visto forzadas en el último momento a iniciar los primeros pasos para mostrar su disconformidad y optan por cambiar el domicilio social de las empresas. A fecha de 15 de octubre eran unas 600 en número.
Este es el resumen de los hechos de las empresas que nos obliga a una autodefensa activa:
las empresas no han velado por el bien común, sino por un interés egoísta -la 'hisenda'-.
En segundo lugar, no han compartido información relevante sobre los intereses de los políticos separatistas ¿Hacienda propia? ¿República? El ahorrador, el pensionista el empleado tiene derecho a saber qué hechos relevantes traman a sus espaldas la dirigencia política.
En tercer lugar no han subrayadado en ningún momento las terribles consecuencias del separatismo aplicado al día a día. En el ruido y la furia del “prucéss” alguna vocecita clamaba en alguna ocasión, nada más.
En cuarto lugar han obviado los intereses de sus propios trabajadores y de sus clientes en el resto de España. ¿Qué confianza, qué diálogo comercial comprador/vendedor puede establecerse cuando un aparte acude con estos antecedentes?
Y en quinto lugar y no menos grave dos de ellas (de momento) han optado por seguir sus actividades en el entorno político de los separatistas, lo que ellos consideran como “Països Catalanes”. El tercer y el quinto banco de España siguen dentro de la “órbita geográfica” de los que les han prometido la Hisenda y les han pagado con la República (y acaso dentro de la órbita ideológica). Demasiadas casualidades para quedarse al verlas venir y aguantar otra crisis gorda.
Son cinco razones de mucho peso. Podríamos añadir más, pero la exposición por el momento sería agobiante. Volveremos sobre ellas. Porque la reivindicación de un boicot es justa. Y es necesaria. Un boicot activo, informado, en defensa propia.